Por primera vez en más de 100 años, una nueva forma de inmunoterapia con alérgenos (AIT) se introdujo en los Estados Unidos. A principios de 2014, la FDA aprobó 3 productos sublinguales para AIT (Tabla I1-3) de acuerdo a su seguridad y eficacia demostradas en estudio multicéntricos, ensayos clínicos de varios países con grandes poblaciones de pacientes y apoyado por años de uso en vida real en Europa. La seguridad de la inmunoterapia sublingual con alérgenos (ITSL) permite la administración en casa, y esto podría ser atractivo para los pacientes con rinitis alérgica que no está bien controlados con el tratamiento farmacológico estándar y que prefieren un enfoque que modifique la enfermedad pero no pueden dedicar el tiempo necesario para la inmunoterapia subcutánea (SCIT) que debe administrarse en un entorno con supervisión médica.
El brote del virus Zika, al igual que el ébola antes, ha resaltado el riesgo que las enfermedades infecciosas pueden plantear para la salud de países enteros —y la importancia de las vacunas para combatir las epidemias de rápida propagación—. Por cierto, ya hay esfuerzos en marcha para encontrar maneras de inocular a la gente contra ambos virus.
Sin embargo, las vacunas también juegan un papel crucial a la hora de protegernos contra una amenaza mucho más letal y mucho más predecible: las infecciones resistentes a los medicamentos. A diferencia de los brotes inesperados y de rápida expansión como la epidemia del zika, la resistencia a los antimicrobianos es como un accidente de coche a cámara lenta que ya ha comenzado. Los patógenos resistentes causan unas 700.000 muertes cada año. Si no tomamos las precauciones necesarias, matarán a unos 10 millones de personas por año para 2050.